Juan Francisco Vargas Gómez
Compañeros(as) Tejiendo vida
Comparto estas imágenes de algunos paisajes colombianos,
un amanecer en la sierra nevada y un atardecer en el Carare, ríos y montañas que han visto a muchos irse a la fuerza y con violencia.
Lugares que guardan recuerdos del horror de la guerra pero también de valentía, esperanza y tenacidad.
Historias de vida aparentemente olvidadas por el tiempo
y la geografía que hemos tejido con la palabra y la escucha.
Tan similares en nuestra propia humanidad, compartimos nuestros miedos y tristezas,
pero especialmente nuestras fortalezas, nuestra templanza y nuestra dignidad.
A pesar de lo vivido, nos hemos levantado usando nuestros corazones y nuestras manos para reconstruir, para seguir sembrando esperanza y volver a soñar.
Descubrimos juntos que a pesar del desplazamiento y el exilio,
hay cosas inmensas en nosotros que nunca nos podrán quitar
la memoria de lo que somos y la confianza de lo que seremos.
Así como los ríos y montañas de los que venimos, seguimos fluyendo y entrelazando nuestras raíces
en donde quiera que estemos.
Fragmentos de mi vida
Soy artista plástico y también una víctima del conflicto armado de Colombia.
Mi papá falleció en un atentado terrorista ordenado por Pablo Escobar en el 1989 cuando tenía 11 años. Mis hermanos eran pequeños y eso marcó nuestras vidas. A pesar del hecho, mi madre tuvo la fortaleza para seguir adelante sola con 4 niños. Su ejemplo y resiliencia fue el motor para sobreponernos a la ausencia de mi padre. De niño no lograba entender el contexto en el que murió mi padre, pero con el tiempo uno va comprendiendo las complejidades del conflicto armado.
Ya mayor entendí que mi padre había muerto a causa del conflicto armado alimentado por el narcotráfico. Un conflicto que en las ciudades grandes solo se empezó a sentir a causa del terrorismo en los años 80’s y 90’s.
A pesar de no haber vivido el hecho directamente, la resiliencia y fortaleza de mi madre marcó mi vida y la de mis hermanos por lo que comparto algo de esa historia.
Encontré con la bicicleta la manera de moverme por mis propios medios, de llegar a cualquier lugar, de cambiar de rumbo en cualquier momento. Pedalear es sinónimo de libertad y al rodar en bicicleta siento que tengo el control de mi vida.
Estas fotos del parque Simón Bolivar representan mis emociones.
Lugares de tranquilidad y contemplación para simplemente estar.
Lugares para encontrar la fuerza interior, que para mi caso también encontré en la vida de mi mamá.